miércoles, 4 de agosto de 2010

Los problemas ambientales

Los problemas ambientales




En todo el mundo –y Misiones no es la excepción- el sector forestal insiste en llamar “bosques cultivados” o “bosques plantados” a los monocultivos de árboles. Con ello intentan convencer al público desinformado de que están llevando a cabo una actividad ambientalmente positiva: la “reforestación”.



Sin embargo, estas plantaciones no tienen nada en común con un bosque y menos aún con la enormemente diversa selva misionera.







En efecto, lo que más me llamó la atención en todas las zonas en las que había selva fue la gran diversidad y abundancia de mariposas. En mi vida nunca había visto tantas y una hermosa mariposa “ochenta” hasta llegó a posarse en mi cabeza. Sin embargo, en cuanto me interné en las plantaciones de pino, las mariposas desaparecieron por completo.



Ese es simplemente un ejemplo de uno de los más graves problemas ambientales que generan estas plantaciones: la pérdida de biodiversidad. Porque por supuesto no son



sólo las mariposas las que desaparecen, sino que todas las especies vinculadas a las complejas cadenas alimenticias de la selva sufren graves impactos al ser ésta sustituida por grandes monocultivos de especies de árboles exóticos. Algunas especies desaparecen, en tanto que otras pueden convertirse en un problema.

Una de las pocas especies que se adapta a los pinos es la hormiga cortadora, que es capaz de hacer desaparecer una plantación nueva en el transcurso de una sola noche. Como “solución”, el sector forestal aplica cantidades enormes de hormiguicidas químicos altamente contaminantes, ya sea bajo la forma de cebos tóxicos o en forma de fumigación. Entre ellos se cuentan los contaminantes orgánicos persistentes mirex y clap, aunque el primero ha pasado a ser llamado “mirex ecológico”, probablemente debido a que ahora utiliza otro principio activo (la sulfluramida), que sin embargo es también contaminante.



En la chacra de una persona rodeada de plantaciones de pino se nos mencionó otro impacto, que nunca había oído mencionar: la invasión de mosquitos. Esta persona me contó que durante un período de dos semanas prácticamente no pudo salir de su casa debido a las grandes nubes de mosquitos que habían invadido la zona. De acuerdo con sus observaciones, ello se pudo deber a la combinación de una sequía con el alto consumo de agua por las plantaciones de pinos, que hicieron desaparecer a las ranas, encargadas de controlar a los mosquitos. Sin las ranas, la población de mosquitos aumentó a niveles desconocidos hasta entonces.



Algunos impactos ambientales también afectan la salud de la gente. Tal es el caso del polen de los pinos. En efecto, tratándose de grandes masas de pinos de una o dos especies (elliottii o taeda), todos los árboles florecen en la misma época del año y desprenden enormes cantidades de polen, generando problemas respiratorios y alérgicos entre la población local. Al mismo tiempo, mucho de ese polen termina depositándose sobre la superficie de los cursos y espejos de agua, afectando su calidad, lo cual no solo impacta sobre la vida acuática sino también sobre la salud de quienes allí se abastecen de agua.



Con respecto al impacto sobre el suelo y la biodiversidad, Juan Yahdjian (2004): dice que “En el caso particular del pino, el suelo sufre un proceso de acidificación. La Tierra Colorada tiene su propia acidez, gracias a la presencia de minerales que le dan el color. Y esto que es natural se ve desmejorado por la resina que largan los pinos. Los que vivimos en Misiones sabemos que debajo de un bosque [sic] implantado de pinos no crece ni una lechuguita. Tampoco es el lugar que eligen los pájaros para anidar, ni ningún animal que ande por los montes normales. Como conclusión, no solo expulsa al ser humano, sino también al resto de la naturaleza”.



Pero el pino además avanza, no solo porque se lo sigue plantando, sino porque sus semillas son diseminadas por el viento (para ello cuentan con un ala membranosa que facilita su dispersión) y germinan por todos lados. Es decir, que en Misiones se trata de una especie invasora, que por ende constituye un grave peligro para las áreas de selva aún en pie. Las especies invasoras son hoy consideradas internacionalmente como el mayor peligro a la biodiversidad del planeta. A pesar de ello, en Misiones se las sigue plantando.



En ese contexto, resulta entre jocoso e insultante ver los carteles en las plantaciones de pinos que afirman que “El bosque es vida” y otros que dicen “Prohibido cazar y pescar” (¿cazar o pescar qué, si no queda nada?) o “No contamine los cursos de agua” (como si las fábricas de celulosa a las que abastecen no contaminaran) o “Alto Paraná produce y cuida el medio ambiente”.

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